En estos días en que he estado cabilando sobre mi situación laboral he recordado una frase que leí de Ram Shriram, uno de las primeras personas que prestó dinero y consejos a Sergey Brin y Larry Page cuando Google todavía era un proyecto de cochera.
Si bien es cierto que el éxito o fracaso de un negocio depende en gran medida del personal de la misma, según Shriram en el mundo laboral existen dos clases de personas: personas A, que son personas emprendedoras, creativas, con la camisa puesta y que aportan valor al negocio. Por otro lado, las personas B son aquellos profesionistas que son más o menos buenos, que le echan ganas y que hacen lo que se les dice, pero nada más. Las personas C, D y demás tienen aptitudes y actitudes cada vez más degradadas.
Entonces en lo relativo a la contratación de personal es válido asumir que si se contrata solo gente A ellos atraerán a más gente A. Si se contrata a una persona B ellos contratarán gente C o D.
¿Cómo se decide quién es la gente A? Hay que hacer un análisis muy cuidadoso de los candidatos y de sus antecedentes e intereses. La educación en casa, por ejemplo, es parte del proceso. Según Shirarm "hay que intentar averiguar quiénes son sus padres, ya que si fueron criados bien, entonces es más posible que sean buenos ciudadanos, empleados e innovadores".
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