Muchas veces nos referimos a nuestra pareja o 'ser amado' como nuestra 'media naranja'. Esta es una frase muy curiosa si la pensamos un momento: por un lado suena como que la otra persona es la mitad que nos complementa y que es la única que encaja para formar un todo más grande.
Eso funciona a la perfección si tienes pareja, pero ¿qué tal si no es así? Entonces el asunto se convierte en algo feo: es como si fueramos personas incompletas, mitades de algo que no se concretó y por lo tanto algo imperfecto e inmaduro, y cuya mayor preocupación debería ser encontrar lo antes posible su 'otra mitad' antes de que se quede incompleto/a para siempre.
Seguramente estoy exagerando, pero es una de esas maneras en que la sociedad presiona a las personas para estar 'acompañado': los solteros o solteras de más de cierta edad son repudiados (en mayor o menor forma) por otros amigos que ya 'encontraron su mitad'. Y cuando uno se queda sin pareja el primer instinto de muchos es inmediatamente ayudar a encontrar reemplazo.
Afortunadamente esto ya está cambiando y las personas estamos aprendiendo a valorar nuestra individualidad y a valorarnos por lo que somos y no por quién nos acompaña. Si realmente encontramos a alguien especial para compartir nuestras vidas no estamos completando nada, sino creando algo nuevo y más grande.
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