Algo que es terriblemente cierto y que pertenece a la sabiduria popular es aquello de "todo en exceso es malo", y este punto es tan sencillo de asimilar que casi nadie se da tiempo de hacerlo. Nadie le dedica tiempo a una máxima tan pequeña, sencilla y fácil de entender.
Uno ejemplo claro es precisamente aquel del Balance entre Orden y Caos (sí, con mayúsculas), ya que estos son principios con los que vivimos a diario, y el arte de vivir estriba precisamente en perseguir ese delicado e inneludible punto de Balance entre ambos. Por supuesto, es más cómodo quedarse en un lado y deslizarse por pura inercia hacia un extremo, el completo Orden o el más absurdo Caos. Así tenemos gente que está tan a gusto en su propio lado que empieza a enajenarse sobre lo que es opuesto a lo que conoce y que además son de "convicciones" innamovibles. Tan innamovible como puede ser un fanático.
El punto de todo esto es: los extremos son malos, pero solo si se está demasiado tiempo en ellos. Encontrar el punto medio -el dichoso Balance- es donde estriba el Arte de Vivir Feliz, pero para hacerlo a veces debemos oscilar un poco alrededor del punto medio, y así a veces a tumbos y a veces con certeza, vamos avanzado.
1 comentario:
muy orientalista el enfoque, pero me quedé con las ganas de leerte más ;)
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