jueves, agosto 17, 2006

Bicentenario

El sabio Santayana lo dijo claramente: "aquellos que no recuerden su pasado están condenados a repetirlo". Tristemente esto es algo que hemos visto en la historia de la humanidad pasar una y otra vez, y casi siempre para mal.

Nuestro país no es la excepción: los mexicanos somos -en general- más tercos que inteligentes y podemos ver claramente cómo en nuestra sociedad se repiten patrones históricos una y otra vez con causas similares y conclusiones similares. Caso en punto: los movimientos armados "revolucionarios".

En 1810 un grupo de criollos y mestizos inconformes con ser sujetos a la corona española que gobernaba lo que eventualmente sería México decidieron rebelarse. Por mucho que los libros de historia quieran embellecer todo aquello, la verdad es que fue un movimiento que si bien le dió independiencia a nuestro territorio del dominio español, también dejó un país nuevo divido, pobre, lleno de gente ignorante en manos de gente ignorante (con más dinero, pero igual de ignorante a fin de cuentas) que al parecer estaban más preocupados por su beneficio y enriquecimiento personal que por el destino o la gobernabilidad del nuevo país.

Esta falta de resolución causó una gran miseria entre los mexicanos de entonces y dió pie a continuos movimientos armados y sucesiones presidenciales a la fuerza hasta que en 1910 -un siglo después- se tuvo que iniciar un nuevo movimiento armado en contra de los mismos caudillos de antaño para crear un México "democrático y moderno". Sobra decir que los instigadores de ese movimiento eran burgueses y gente de clase media/alta que también buscaba su propio beneficio antes que ayudar a la gente a salir de la pobreza o la ignorancia.

En cuatro años más se conmemora el bicentenario de los movimientos "libertadores" de México y temo que la historia se está repitiendo de nuevo: baste ver los problema sin resolver entre la administración federal y los guerrilleros en Chiapas, las masas inconformes en Guerrero, Tabasco y Oaxaca, los problemas con narcotraficantes en Sinaloa, Jalisco y Durango, el escaso nivel adquisitivo y cultural de las clases bajas en todo el país, la enorme división política, económica y de identidad nacional que hay de cada lado de las cadenas monatñosas que atraviesan nuestro país y sobre todo, el tenso y frágil escenario de la clase política de nuestro país.

La cereza del pastel ya está servida: los movimientos de López Obrador y los que apoyan su investidura como Presidente de la República a "cualquier precio" que responden a un ataque mediatico de guerra sucia del otro lado de la trinchera ideológica desde hace más de un año, que a su vez resienten haber sido excluídos de las esferas de poder por más de 70 años por los "revolucionarios", muchos de los cuales (o al menos los herederos de su legado) paradójicamente apoyan a López Obrador y su "Alianza por el Bien de México".

¿Será posible que veamos otro movimiento armado en nuestro país hacia el 2010 o 2012? Odio admitirlo, pero todo parece indicar que vamos para allá a marchas forzadas. ¿A México le conviene otro movimiento armado para empezar desde cero de nueva cuenta? No lo creo. Siempre he sido partidiario de arreglar las cosas antes de deshecharlas, todo es cuestión de voluntad y ganas de hacer las cosas, y no creo que para arreglar una sociedad o un país hagan falta golpes o gritos sino un plan de verdad y voluntad de la buena.

Sobre todo, hace falta que los mexicanos recordemos el pasado y las consecuencias que este trajo para no repetirlas. Nuestro destino como personas, ciudadanos y nación lo hacemos todos juntos, un día a la vez. Lejos de ser innevitable es tan flexible como deseemos.

Es cuestión de voluntad, gente.

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