lunes, abril 25, 2005

La maravilla de la mecanización

Las personas en general no cesan de admirarse del avance tecnológico de nuestros tiempos y cuando escuchan acerca de las más recientes novedades, como el Internet o la telefonía celular, es común escuchar ¿qué más irán a inventar? ante la estrepitosa avalancha de descubrimientos y hallazgos tecnológicos . En este caso en particular vamos a hablar de descubrimientos y hallazgos tecnológicos en cuestión de robots y, por supuesto, de robótica.

La idea de una máquina que haga el trabajo en lugar de una persona no es nueva en lo absoluto. Recordemos que desde el inicio de la civilización el ser humano se ha afanado para construir artefactos que hagan más ligera su labor diaria, como el caso del arado o la noria. Más adelante, este diseñaría máquinas más sofisticadas como la máquina de vapor o el motor de combustión interna que realizan trabajo mecánico, o dispositivos como la calculadora o la imprenta que realizan un trabajo más intelectual, como realizar operaciones aritméticas o reproducir textos de manera más rápida y eficiente.

Por supuesto, la idea de un sirviente mecánico tampoco es nueva: los judíos tenían al Golem, un ser mítico construido en barro utilizando conocimientos mágicos de kábala que obedecía las órdenes de aquel que lo creaba. Más recientemente en el Siglo de las Luces se crearon tanto el hombre como el caballo mecánico, impulsados por una máquina de vapor y que imitaban los movimientos de un hombre o de un caballo en cada caso.

La palabra robot fue inventada por el escritor checoslovaco Karel Capek para un personaje en su obra de teatro R.U.R., donde la palabra robot en lenguaje checo significa esclavo. En este caso servía para nombrar a un sirviente mecánico que poseeía todas la funciones de un hombre, aún siendo una máquina. La idea fue exitosa y fue utilizada por un sinnúmero de escritores de ciencia ficción en los años 40 y 50. Fue el escritor y divulgador científico Isaac Asimov quien inventó (y según él por accidente) la palabra robótica para referirse a la ciencia y leyes que rigen, en sus obras, el funcionamiento de los robots.

Como puede esperarse, el término trascendió la ficción y pasó a integrarse al lenguaje científico desde hace tres décadas para denominar la ciencia de construir máquinas autómatas. Actualmente la tecnología ha avanzado lo suficiente para que la fantasía de la ciencia ficción de tener robots sea realidad. Un ejemplo famoso es Electro el Robot, estrella de la Feria Mundial de Nueva York en 1949. Hecho de aluminio, de 2.1 m y 118 kg., de Westinghouse, era un robot parlante. Electro respondía a órdenes habladas y tenía un vocabulario de 77 palabras. Su perro Sparko hacía trucos cuando se le daban órdenes.

Ojo aquí: casi ningún robot tiene forma humanoide. Los robots pueden tener formas de lo más variadas según su función: desde la de un motor pequeño hasta la de un brazo para soldar, aunque hay robots más sofisticados que tienen formas de perro o de araña.

¿Cuál es, pues, la finalidad de tener robots en nuestra vida? La misma que la de toda la tecnología: realizar mayor y mejor trabajo con menor costo y en menos tiempo, realizar tareas difíciles o peligrosas para un ser humano, como ir a Marte o bajar a una fosa submarina; y sobre todo, realizar el trabajo pesado o mecánico del hombre para que este pueda dedicar su tiempo a labores creativas y humanas. En pocas palabras, los robots, además de darnos seguridad y confort, nos ayudan a ser más humanos.

En esta columna iremos explorando las novedades y maravillas que los robots hacen por y para nosotros, revisaremos un poco la historia de cómo es que los robots salieron de la fantasía para llegar a nuestra casa y por supuesto, las repercusiones que éstos han tenido en nuestras vidas y en nuestra sociedad.

¿Qué más irán a inventar? Eso es lo que intentaremos responder aquí, por lo menos en cuanto a autómatas se refiere. Después de todo, los robots, esas extrañas y fantásticas máquinas con las que soñaban nuestros abuelos están aquí, con nosotros, y llegaron para quedarse.

Este artículo lo escribí originalmente en el año 2000 para una revista de cibernética y mecatrónica que desgraciadamente se canceló antes de imprimirlo. Me quedé con media docena de artículos seriados sobre robótica y telemática que, si algún día encuentro, iré publicando aquí.

-- F

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Antes de inventar más estupideces deberían enseñarnos a manejar las imbecilidades técnicas que ya tenemos. ¿Robots? El thermomix es un robot. Y la aspiradora. Y la lavadora. Y todo es formidable, todo es maravilloso hasta que dejamos de pagar la cuenta de luz y todos esos cacharros se paran. Ninguno vive sin energía eléctrica. ¿no estaremo aanzando tecnológicamente en dirección equivocada o es que la energia eléctrica terminará siendo gratis?

Mauricio Angulo S. dijo...

¡Hola Sebastián! Que gustazo verte por acá.

Creo que es parte y parte. Como he escrito antes, la tecnología existe para servir a la humanidad, pero esta debe ser receptiva a los cambios, y recordar que al final tanta maravilla es solo una herramienta. En un caso particular, la robótica ha logrado que tengamos 'ojos' remotos en Marte (Pathfinder, Spirit y Oportunity) y en Saturno (Cassiny-Huygens), que de otra forma no hubieramos logrado al menos en otros 15 años.

La electricidad es el petróleo del nuevo siglo, pero con todo es preferible al carbón o al petróleo y es un sentir común entre las comunidades científicas que la energía se encuentra en todas partes, y que en un plazo no muy lejano -tal vez hasta nos toque verlo- llegue a ser gratis al poderse explotar de forma libre y personal. Pero eso es tema para otro día.

Mientras, seguimos leyendo, investigando, aprendiendo... ;-)