Uno de los problemas de tronar por el stress como me pasó el día de ayer es que tengo que, por una terrible necesidad, alejarme de cualquier ser viviente para poder reflexionar, pensar y poner en orden las ideas en mi cabeza. Definitivamente este tipo de situaciones no son en absoluto agradables y siempre considero necesario meditar y analizar las causas de estos episodios para no repetirlos.
Y por lo general a todo este pensar le siguen una serie de cambios drásticos en varios aspectos de mi vida, en mi percepción, en mis relaciones, en el trabajo y en cualquier cosa que no esté funcionando como debería.
Este es uno de esos momentos en que la rueda empieza a girar, y muchas cosas van a tener que quedar atrás, me guste o no, sin importar que tanto me pese.
Empieza a soplar de nuevo el viento del cambio, y para bien o para mal, estas crisis existen para arreglar los problemas de raiz y empezar fresco desde cero.
A ver que pasa...